Tiempo inminente, te acercas lentamente con el paso de las
horas, traes ese momento, esa oportunidad o esa desgracia. El silencio invade
las calles conforme pasan los minutos. El fanatismo, aún duerme en este
experimento al que los hombres y Dios le han dado el nombre de Venezuela.
La mezcla de esperanza y miedo se debaten en los corazones de
las personas que aman este país. Las preocupaciones pierden su protagonismo,
sólo se piensa en el futuro, se auguran las consecuencias de los posibles resultados,
nadie se da por ganador, nadie se da por perdedor, que extraño momento es este.
La verdad no tiene dueña pero la mentira si, que difícil diferenciar eso.
Ciegos votan y capacitados se abstienen, el mundo al revés ha
tocado puerto sobre la pequeña Venecia de Colón. Sorteamos la responsabilidad
de todos en dos personas, que lamentablemente nunca van satisfacer lo
suficientemente bien al pueblo venezolano.
Pero hay una persona que lo rodea un aire gris, el de la
muerte, la oscuridad parece ser su trinchera, no hay luz en ese ser, sólo un
gran odio y resentimiento.
Existe otra persona muy devota y espiritual, alguien con defectos
como todo humano, pero con una voz de sinceridad al hablar y un verdadero deseo
de trabajar por lo más querido por la gente, más allá de la economía, más allá
del juego absurdo de gobernar a los hombres, todo el país quiere la unidad, ese
encuentro entre hermanos, no se quieren peleas, se quiere paz y para bien o
para mal, sólo una de las dos personas puede hacerlo realidad.
Despido mis palabras con un miedo terrible por el próximo día
14 de Abril, porque hasta el más fanático de lado y lado, sabe que es la última
oportunidad de elegir caminos más brillantes para el país o condenarlo a la
miseria física, mental y espiritual.
Todos a Votar