Los funerales de Estado son aquellos
eventos, que pueden ser un formalismo protocolar en honor a la memoria de un
mandatario, pero también pueden convertirse en actos de reverencia, impulsando
el culto a la personalidad, incluso puede rayar en lo absurdo.
En Venezuela se lleva a cabo un
funeral de Estado, inédito en proporciones y honores. Estos eventos tienen sus
antecedentes en el país como el funeral del caudillo Juan Vicente Goméz. Indudablemente,
el difunto presidente Hugo Chávez merece todos los honores que se le pueden dar
a un Jefe de Estado: duelo nacional; recordar su gestión; honrar sus pensamientos;
mantener su legado. Pero, lo que es realmente cuestionable es el aspecto simbólico,
que se le ha atribuido en los últimos días, la mezcla de un ambiente de duelo
nacional y un ambiente electoral es perjudicial para la población tanto en lo
físico como en lo emocional.
Los regímenes comunistas en el
siglo XX demostraron un constante bombardeo comunicacional por medio de
aspectos simbólicos, que exaltaban el culto a la personalidad y legitimaban el
poder en momentos de crisis o dudas. A pesar de las distancias geográficas y
temporales que separaban estos sistemas políticos totalitarios, todos ̶ quizás por ser de ideología comunistas ̶ copiaron el mismo libreto, cuando sus líderes
omnipotentes sucumbieron ante la muerte, crearon un aparato de propaganda basado
en la imagen del difunto y con argumentos que legitimaban el poder de los que
habían heredado ese aparato de control.
Hay tres elementos, que se pueden
comparar con el caso venezolano. El primero de ellos es el poco acceso a la
información respecto a la muerte del Presidente. El gobierno de la República
Popular China mantuvo un silencio hermético respecto a la salud de su líder Mao
Tse Tung, debido a las disputas internas dentro del partido de gobierno, algo
interesante sobre este hecho es que el mandatario chino había proclamado un sucesor,
pero esto sólo creo más fisuras dentro de las fracciones internas, dilatando la
noticia.
El segundo elemento es la ingente
cantidad de personas que asistieron a los actos fúnebres en honor a la memoria
del Primer Mandatario Nacional. Es incuestionable el liderazgo que tenía el Presidente,
pero también es de alto conocimiento, el carácter de obligatoriedad que los
empleados públicos recibían para asistir a los actos del líder bolivariano. Cuando
en Corea del Norte muere Kim Il Sung , los norcoreanos en su totalidad y bajo
amenaza tenían que asistir a los actos de Estado en honor a la memoria de su
difunto presidente. Además eran obligados a llorar para que demostraran a la
prensa internacional su profundo dolor por la pérdida de uno de los dictadores
más radicales y nefastos del siglo XX
El último elemento es el más
curioso de todos, algo que se podría decir, debido a los antecedentes, como una
tradición comunista, eso es el embalsamiento. Una técnica ancestral derivada de
los egipcios y de ciertas culturas precolombinas de las américas, pero que el
siglo pasado impuso moda entre los regímenes comunistas, la Unión Soviética al embalsamar a
Vladímir Ilich Uliánov, “Lenin” y
posteriormente a Iósif Vissariónovich
Dzhugashvili, “Stalin”; la República Popular china al embalsamar a Mao Tse Tung
y la República Popular Democrática de Corea al embalsamar a Kim Il Sung.
Todos estos Estados totalitarios
hicieron eso con un sólo fin, enlazar emocionalmente a la población con una
persona para mantener el poder, el control y los abusos ¿Qué destino le espera
a Venezuela, si se sigue ese libreto? La historia nos enseña los errores que
han perjudicado a las sociedades en el mundo. El país puede quedar como otro Estado negro en la historia o como un país que
obtuvo unidad nacional. Las incógnitas están en todas partes y solo pensando,
actuando y debatiendo, lograremos el cambio que todos los venezolanos queremos,
paz.
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